En la previa del Día de la Independencia, la Plaza de Mayo anticipó otro festejo: el de los 40 años de democracia. Fue con música, arte y espacios culturales, pero también desde el público que se acercó: muchos adultos con sus hijos o nietos, buscando transmitirles el horror de los años de la dictadura y el valor de lo que los argentinos recuperaron el 10 de diciembre de 1983.
El festival lo organizó el Ministerio de Cultura y la Subsecretaria de Derechos Humanos porteños, que este sábado mutaron el objeto del ya tradicional Buenos Aires Celebra, que pone en valor las tradiciones de las múltiples comunidades que viven en la Ciudad. En el inicio de la Avenida de Mayo, donde termina la plaza, esta vez fue “BA Celebra 40 años de democracia”.
La promesa era de varios espectáculos artísticos y musicales para repasar los últimos 40 años de historia argentina y “recordar, reconciliarse y reencontrarse”. Desde la tarde temprano, la zona parecía la previa de un partido de la Selección Nacional: vendedores ambulantes de todo tipo, muchos chicos caminando con sus caras pintadas de celeste y blanco y algunos grandes con banderitas y gorros de los mismos colores.
María tiene 58 años y la acompañaron sus dos nietos. Vino por dos cosas: una, para sacarse una foto con Mariana Enríquez, su escritora preferida, que participó de una de las charlas que formaron parte de la agenda cultural. La otra se la explicó a sus nietos.
“Todos los días deberíamos festejar vivir en democracia. Ustedes no tienen idea lo que fue vivir sin ella. No podíamos opinar, vivíamos con miedo a salir y que nos parara la Policía. Era un horror. Y hoy, a pesar de todas las cosas malas que sufrimos como país, no se compara a lo que era la vida antes”, les decía.
Como María, hubo muchas familias y también parejas. Damián estaba con su hijo de 11 años: “Lo traje para que entienda que vivir en democracia es motivo de festejo. Sin democracia no podríamos vivir en paz. Y también para que aprenda un poco del contexto de aquellos años”.
Sobre Avenida de Mayo, se pudo disfrutar de shows de artistas under o callejeros. Lo nacional estuvo presente en todo momento. Por las empanadas, las milanesas, las garrapiñadas, el folclore y el trap. A la altura de Florida se vieron arbolitos comprando y vendiendo los últimos dólares de la semana, mezclados entre artesanos y manteros que ofrecían la camiseta del Inter de Miami, el nuevo equipo de Messi.
El show central comenzó cerca de las 18, cuando la llovizna empezó a caer, pero no movió a las alrededor de 8.000 personas que se acercaron al festival. Los artistas empezaron a bajar de grúas, en el espectáculo que dirigieron Ricky Pashkus, ícono del teatro musical, y Pichón Baldinu, referente del under porteño y quien diseñó los cuadros de teatro aéreo, con 100 personas en escena, entre ellos más de 40 bailarines aéreos y una orquesta de 25 músicos en vivo. También con proyecciones audiovisuales, se propuso un recorrido inmersivo por los últimos 40 años, década por década, de la música, el teatro, el cine y la danza.
En las pantallas, las imágenes retrotraían a la guerra de Malvinas y la gente aplaudía. Después se recordó el 10 de diciembre del 83, con imágenes de Alfonsín y tapas de diarios de la época. Sobre el escenario, Mario Pergolini habló del rock en esos años. Y luego fueron sumándose artistas como Hilda Lizarazu y Moria Casán, quien recreó un cuadro de teatro de revistas de los 80. El show seguía ya entrada la noche y se esperaba el cierre con la Fiesta Polenta.
Fonte: El Clarín